¿Qué diferencia hay entre la probabilidad y la estadística?
José Luis Ángel Rodríguez Silva
Confusiones entre probabilidad y estadística
Introducción
En las aplicaciones científicas y tecnológicas de la actualidad se ha vuelto indispensable la utilización, en alguna medida, de la probabilidad y la estadística, motivo por el cual estas dos ramas de conocimiento ocupan un lugar relevante en la formación académica a nivel superior. Existen numerosos ejemplos que ilustran esta afirmación.
Diariamente, en diversos noticiarios, se da la numeralia más importante con respecto al comportamiento de diversos indicadores macroeconómicos, como la tasa de inflación, el desempleo, la cotización peso-dólar, el índice de confianza del consumidor, entre muchos otros. Un conocimiento básico de estadística para conocer e interpretar dichos datos resulta indispensable, por ejemplo, en el desarrollo de alguna gráfica que nos indique el comportamiento de un determinado indicador a lo largo de algún intervalo de tiempo que sea de nuestro interés.
Finalmente, en ciertos trabajos como los que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México, como los estudios de población, se tienen resultados que implican comprobar ciertas conjeturas (hipótesis) o establecer el valor estimado de ciertas características de nuestro interés, lo que puede llevar a desarrollar los así llamados “intervalos de confianza”. Todo esto implica un conocimiento mixto tanto de probabilidad y estadística para poder tener una interpretación correcta y explotar mejor tales resultados.
Confusiones entre probabilidad y estadística
Existen, sin embargo, confusiones acerca de la diferencia, similitud y nexo entre la probabilidad y la estadística, y con mucha frecuencia se piensan como conceptos sinónimos o equivalentes. Este asunto no es de menor importancia y adquiere una gran relevancia cuando esto se traduce en potenciales errores conceptuales y operativos, ya que si no conocemos cual es el nicho y la gama de aplicación de cada una de estas áreas se pueden cometer importantes errores al respecto.
Un ejemplo es el siguiente: supongamos que se llevará a cabo un ejercicio de acopio de información, mediante un proceso de aplicación de encuestas a una muestra de estudiantes de la UNAM con la finalidad de conocer su punto de vista acerca de la implementación de una nueva política académica, por ejemplo, subir el estándar académico de una nota mínima aprobatoria de 7 a 8. El proceso del diseño de muestreo es una tarea en estricto sentido probabilística, y dependiendo del esquema que se proponga (muestreo aleatorio simple, muestreo estratificado, muestreo por conglomerados, muestreo en varias etapas, etc.), será como se acopie la información, lo cual impacta a la calidad misma de los datos.
Ahora bien, la disposición resumida de los resultados de la encuesta, dados en tablas, gráficas, u otros formatos, es de naturaleza eminentemente estadística. Si el analista, estudiante o el panel de encargados de dicho estudio no tuvieran un marco conceptual claro acerca de estas diferencias, podría por ejemplo, cometerse el error de tratar de aplicar herramientas de naturaleza estadística en el proceso de diseño de muestras (cuando todavía no es el tiempo para ello) o tratar de aplicar resultados de la probabilidad en pasos que ya no la requieran, y que incluso hasta entorpecerían el resultado integral del estudio.
Las preguntas clave que contestamos en este estudio son: ¿cuál es la verdadera distinción entre una y otra disciplina, dónde comienzan, en qué punto terminan y cómo se relacionan? El objetivo es contribuir con la comunidad académica a disipar las confusiones frecuentes que hay en la utilización de estos dos términos.
Continúa leyendo el artículo aquí: