La enseñanza de las matemáticas ¡a cuenta gotas!
- guenduvi
- 5 oct 2012
- 4 Min. de lectura
María del Pilar Beltrán Soria y René Gerardo Rodríguez Avendaño
Las preparatorias del Instituto de Educación Media Superior (iems) del Distrito Federal son relativamente recientes, considerando que el primer plantel sólo cuenta con once años de actividad docente (Plantel-Iztapalapa 1) sin embargo durante este tiempo, se han intentado infinidad de estrategias para poder enseñar matemáticas a los estudiantes, algunos con mayor o menor grado de eficacia, aunque siempre con las mutuas quejas entre estudiantes y docentes de los resultados obtenidos. A pesar de los esfuerzos realizados, el rezago en las materias correspondientes a matemáticas aún persiste y nos hace cuestionarnos: ¿será un problema relacionado a la práctica docente, o del alumnado que conforma nuestra comunidad estudiantil? Y es que llegan estudiantes con una diversidad cultural, económica y social tan marcada, que no es otra cosa que un reflejo de la zona del Distrito Federal en la que se localiza cada uno de los diecisiete planteles que conforman al iems. Sin embargo, es con estos alumnos que debemos trabajar y obtener los mejores resultados posibles; es por ello que la propuesta que se presenta en este trabajo se enfoca en el punto crucial de la práctica docente.
Propuesta de material de aprendizaje para matemáticas en el nivel preparatoria
Se busca que el trabajo en el aula posibilite el desarrollo de competencias más allá del nivel discursivo y que plantee al currículo como un verdadero dispositivo de cambio en la organización de la vida escolar. Es necesario que el alumno esté interesado en aprender, y para lograr este fin se deben crear situaciones de aprendizaje.1 De acuerdo a la teoría cognoscitiva, establecer metas y la autoevaluación del progreso constituyen importantes mecanismos motivacionales. El establecimiento de metas funciona junto con las expectativas de los resultados y la autosuficiencia.
Para fijar y conseguir los objetivos se requiere que el aprendizaje se realice a un nivel de dificultad apropiado, pues el sentimiento de éxito en la tarea que se realice aumenta la motivación para las tareas futuras, en tanto que el sentimiento de fracaso disminuye la motivación por la misma. Dado que la necesidad es el mecanismo que incita a la persona a la acción, los incentivos son las fuerzas externas que generan actividades relacionadas con la meta a alcanzar, y por último la esperanza de tener éxito finca las bases para la persistencia al realizar las actividades.
La labor de motivación del docente se encuentra en presentar situaciones que puedan crear en los estudiantes primero, la necesidad de actuar, y después, fijarse metas en las cuales vayan teniendo éxito, motivándolos a metas más altas hasta lograr un objetivo. Las necesidades sobre las cuales va a trabajar el docente son: estima, aprobación y reconocimiento del grupo al cual pertenece, y las de desarrollo de las potencialidades para la autorrealización mediante la solución de problemas vinculados con su contexto social.
Es indudable que las posibilidades de éxito son más altas cuando el estudiante siente que sus habilidades son adecuadas para lograr las metas y así apropiarse del tema, lo cual es una tarea del docente, quien debe entender cómo guiar a los estudiantes en un proceso integral de enseñanza-aprendizaje: “quien no sabe aprender no sabe enseñar”. Enseñar matemáticas es más que obtener un resultado de un problema; se trata de enseñar a construir un pensamiento matemático a partir de la realidad. Cuando las habilidades son altas y la dificultad de la tarea es baja el estudiante se encuentra en la región de aburrimiento. Cuando las habilidades son bajas y la dificultad de la tarea es alta el estudiante se encuentra en la región de ansiedad. El docente debe buscar tareas que estén por encima de sus capacidades reales pero que puedan alcanzarse trabajando con ayuda de otras personas.
Es labor del docente demostrar que las habilidades se pueden desarrollar y lograr la orientación del estudio hacia el aprendizaje. Cuando el objetivo es aprobar un examen, no hay motivo para estudiar. Si tratamos de motivar con “ejemplos interesantes de su contexto familiar” se corre el riesgo que sólo se les haga interesante pero que no les motive a buscar la forma de resolverlo. En cambio si el grupo siente la necesidad de resolver un problema, entonces va a unirse para tratar de darle solución buscando las herramientas necesarias para ello. Es decir, se requiere un problema detonante que motive a alcanzar el objetivo; no es suficiente con estar motivados y unidos para lograr el objetivo, hay que saber cómo se aprende para realizar las acciones que permiten el aprendizaje: es ahí donde el docente puede guiar al estudiante para que realice las acciones que lo llevan a la construcción del conocimiento. La interacción estudiante-profesor provee retroalimentación, motivación y diálogo, mientras que en la interacción estudiante-contenido se obtiene la información intelectual del material, y finalmente en la interacción estudiante-estudiante se da un intercambio de ideas e información.2 Ejemplificaremos estos diseños didácticos basándonos en el problema de la primera determinación precisa y directa de la carga eléctrica del electrón, desarrollado en 1913 por Robert Millikan, con el resultado e = 1.59 x 10(exp=-19 C).
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