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Las plantas más raras del mundo

Francisco Guerra

@kaifrank

“Los raros, son los normales en el mundo de los diferentes”

Marjha Stephanie Paulino Ojeda

Este artículo podría llamarse “Las plantas más bellas del mundo” pero lo que me puede parecer una hermosa planta (o viceversa), entre todas sus características, a usted, estimado lector, le puede parecer una barbaridad, una aberración natural o un espectáculo extravagante. Nuestra visión del mundo y el medio que nos rodea esta función de la formación que hemos tenido a lo largo de nuestra vida. Cada quien ve su cada cual, las rarezas pueden ser para uno lo que para otro son el pan de cada día.


Lo invito a navegar en esta pequeña reseña y elegir entre los caprichos de la naturaleza cuáles son los más raros, bajo nuestra percepción, y cuáles le gustaría conocer en persona.


Iniciemos el viaje en Madagascar, lugar donde se encuentraAdansonia grandidieri, un árbol endémico de ese país insular que llega a medir hasta 40 metros de altura con troncos de 3 metros de diámetro. Se le conoce con el nombre común de “baobab” y es considerada la especie más grande de baobab en el mundo.


Atravesemos el océano indico para llegar a una de las islas de Indonesia, llamada Sumatra, donde se encuentra la “flor cadáver” o “falo amorfo titánico”Amorphophallus titanum, una planta herbácea que desprende un intenso olor a carne podrida y que se le encuentra al internarse en las selvas tropicales de aquella isla. El aroma putrefacto cumple la función de atraer polinizadores útiles en la reproducción de la planta.


Continuando en Sumatra, caminemos un poco más al interior de las mismas selvas tropicales para encontrar a Rafflesia arnoldii, una planta parásita que carece de hojas, brotes y raíces y que desarrolla la flor más grande del mundo pues mide cerca de un metro de diámetro. Se alimenta de los nutrientes presentes en otras plantas. Debido a los fétidos olores que expide y a su capacidad de producir calor, atrae a moscas carroñeras que permiten la polinización y reproducción de la planta.


Saltemos a las selvas brasileñas donde se encuentra Aristolochia gigantea, una planta trepadora que de acuerdo a los pobladores locales es útil para el parto. La planta presenta flores que pueden superar los 30 cm de largo y 12 cm de ancho. Se le da un uso ornamental pues no despide fétidos olores como la mayoría de las especies con quien tiene parentesco.


Nademos a las costas estadounidenses, particularmente a los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur, lugar del hábitat nativo de la planta carnívora Dionaea muscipula, denominada de forma común como “venus atrapamoscas” pues atrapa insectos y arácnidos con rápidos movimientos. Los insectos le suministran el nitrógeno para que la planta forme sus proteínas y se desarrolle.


Brinquemos, súbitamente, a la porción asiática del oriente próximo para llegar al archipiélago Socotra, perteneciente a Yemen, y encontrar a Dracaena cinnabari el “árbol drago” reconocido por su copa en forma de semiesfera. En cierta época del año se le extrae una resina que en tiempos antiguos fue comercializada, ampliamente, debido a sus propiedades curativas.


Ahora los invito a viajar al Mediterráneo central y visitar el hábitat natural de Dracunculus vulgaris, una planta que expide un olor a carne putrefacta y desde su interior proyecta un apéndice delgado y negro muy llamativo.


Regresemos a África, en su porción sur, para conocer a la planta parasita Hydnora africana la cual crece bajo tierra, desde ahí emerge una flor carnosa con un olor a heces que atrae a polinizadores naturales como el escarabajo del estiércol. El escarabajo promueve la supervivencia y el éxito reproductivo de la planta.


Cansados de semejante travesía visitemos, sin salir de África, el desierto del Namib en los países de Angola y Namibia. En este desierto encontraremos a Welwitschia mirabilis, una planta desértica que crece de un tronco grueso bifurcando dos únicas hojas de crecimiento continuo. Vive aproximadamente entre 400 y 1500 años.


Estas especies de plantas son endémicas, es decir, habitan en lugares restringidos del planeta. Muchas de ellas se pueden observar en distintos jardines botánicos a lo largo del mundo. Las “raras” formas presentes en estos organismos son producto de cientos y miles de años de evolución que les llevaron a alcanzar características acorde a las exigencias del medio en el que habitan. La necesidad de permanecer como especie promovió el desarrollo de condiciones que facilitaran su reproducción y originaran formas como las que actualmente podemos observar en la naturaleza.

Entre adagios y paremias:

“Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”

Anónimo

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