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¿¡Te apesta la boca!?

Fis. Alfredo Osorio S.

<Al salir de ciertas bocas, la misma verdad tiene mal olor>

Jean Jacques Rousseau

¿Se acuerdan de juan molinar horcasitas, de felipe calderón, de jesús ortega? (las minúsculas son a propósito) todos ellos tienen fama de tener mal aliento. Las causas de su halitosis son diversas. A calderón, por ejemplo, el efecto de las “crudas” le dejan un aliento a manzanas podridas, igual causa de mal aliento tienen los otros dos. Sin embargo, las bebidas embriagantes no son la única causa de la halitosis.


La palabra “halitosis” viene del latín “halitus”, aliento, y de griego “osis”, condición anormal. De manera extraña para describir –y solucionar- el problema de la halitosis se han conjuntado una serie de disciplinas científicas: la química, la física, la biología, la sicología, la bacteriología, entre otras. Quizá cientos de millones de personas han (o hemos) padecido por el mal aliento. Es muy difícil –principalmente por motivos culturales- decirle a una persona que le huele mal la boca (se imaginan al ex secretario de la defensa del señor calderón diciéndole “señor presidente, le apesta la boca”, no, verdad).


La boca es la sede de cientos de especies bacterianas; de acuerdo con estudios realizados por los investigadores de la Universidad Católica de Lovaina, y de la Universidad de Tel Aviv, comandados por Daniel van Steenberghe y Mel Rosenberg, respectivamente, el 85 % del mal aliento se produce en la boca, el otro 15 % se reparte entre la nariz (del 5 al 10 %), las amígdalas (3%), y otras partes del cuerpo (1%). La mayoría cree, equivocadamente, que el estomago es causante de mal aliento, en 1999 hubo un juicio famoso en donde estaban de por medio varios millones de dólares: la empresa Breath Asure fabricaba cápsulas que aseguraban combatir el mal aliento “interno”, es decir, el que se producía en el estomago, la empresa fabricante de Listerine, Certs, entre otros productos, demando a la primera (le disminuyó sus ventas) ya que jamás pudo demostrar científicamente que el mal aliento se producía o en el esófago, o en el estomago, o en cualquier órgano interno.


¿Sabe en donde se produce la mayoría de las veces, dentro de la boca, la halitosis? en la parte posterior de la lengua, en segundo lugar los dientes y después las encías. Una higiene bucal defectuosa se considera como principal causa de la fetidez de la boca; si no se asea adecuadamente deja actuando bacterias anaeróbicas produciendo ácido sulfhídrico dando por resultado el conocido olor a huevos podridos; metilmercaptano y escatol dan el olor a heces; cadaverina, relacionada con la descomposición de cadáveres; la putrescina, presente cuando se pudre la carne, y el ácido isovaleriánico, que da el olor de sudor en los pies. Este es el olor que produce el aliento del licenciado calderón.


En algunos casos la halitosis se produce por la enfermedad periodontal, es decir, la destrucción de las encías. De alguna manera la presencia de esta enfermedad se correlaciona con la producción de ácido sulfhídrico y el mercaptano que son tóxicos y, adicionalmente, se ha descubierto la presencia de bacterias como la Treponema dentícola, Porphyromonas gingivalis y Bacteroides forsythus en la placa o el recubrimiento de la lengua. Desde luego, existe la intención de destruir la flora bacteriana con algunos sustancias que han probado su efectividad, sin embargo los especialistas se han frenado ya que también han descubierto que tienen un lado positivo como ocurre con la flora bacteriana en otras partes del cuerpo.


¿Por qué nos damos cuenta del mal aliento en otra persona y no nos damos cuenta de la halitosis propia? la explicación es sumamente fácil: expelemos el aire horizontalmente y lo inspiramos en sentido vertical por la nariz. Los odontólogos – no todos- ya operan con aparatos denominados halímetros que en pocas palabras son dispositivos que miden el grado de fetidez de una boca, en realidad lo que miden son los sulfuros que intervienen en el mal aliento; el químico Alfredo Sanz Medel, de la Universidad de Oviedo, España, ha creado una técnica óptica de fluorescencia inducida que no es más que la medición de la concentración de sulfuros por medio de la reacción con un compuesto de mercurio.


El enfoque sicológico tiene que ver con la halitofobia (el temor exagerado a padecer halitosis). Millones de personas creen, equivocadamente, tener éste problema; la situación les impide tener una conversación normal con otra persona. Cuántos negocios, amores, relaciones de cualquier índole, se han venido abajo por que alguno de los interlocutores cree firmemente que le huele mal la cavidad bucal. Existen muchas maneras de combatir la halitosis (real o imaginaria): desde la antigüedad en diversas partes del mundo se ha masticado guava (en Tailandia), anís (oriente), clavo (en Irak), canela (Brasil). Algunas de las moléculas de estas plantas tienen propiedades antibacterianas; hay, también, elíxires bucales como el eucaliptol y el silicato de metilo (aceite de la gaulteria procumbens), entre los más conocidos. Las asociaciones dentales internacionales no aprueban los productos que se lanzan al mercado ya que, si bien son efectivos, su durabilidad es de 20 minutos a dos horas – por ejemplo, los chicles que mascamos. Recordemos que existen varios tipos de mal aliento, que dependen del tipo de alimentos que hayamos consumido (o de las bebidas que hayamos ingerido) lo que dará distintos tipos de bacterias. Así que… a lavarse bien la boca; mantener un buen flujo de saliva; hacer gárgaras con un buen líquido bucal antes de acostarse; usar el hilo dental, y, pregúntele a su persona de más confianza si no le huele la boca como al licenciado calderón.

De neurona a neurona:

<El que quiere besar busca la boca>

Anónimo

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