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Huracanes: los hijos pródigos de los ciclones tropicales

Francisco Guerra

Atribuimos a la casualidad nuestras desgracias, jamás nuestra prosperidad.”

Charles Regimanses

Todos los años nos vemos envueltos en días lluviosos provocados por la presencia de un huracán, tormenta tropical, depresión tropical, tifón o ciclón. Estas tormentas se agrupan en la denominación de ciclones tropicales. El nombre tropical nos permite distinguir que su origen se da en la zona intertropical del planeta, aunque en algunas ocasiones se llegan a suscitar fuera de dicha zona. Esta zona intertropical comprende toda el área del globo terráqueo que se encuentra entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio.

Los ciclones tropicales son eventos meteorológicos que provocan fuertes lluvias y vientos. Comienzan con tormentas eléctricas sin organización en zonas de baja presión, es decir áreas donde la presión atmosférica es menor que el aire adyacente a ese sitio. Pero, ¿acaso los ciclones tropicales son necesarios para el planeta? La verdad es que si lo son. No son caprichos de la Naturaleza, ni casualidades del destino. Permiten la circulación de la energía, a través de la atmósfera, desde las partes tropicales a las zonas polares.

Sucede que en las épocas más calurosas del año (dependiendo de la distancia de un punto de la tierra al sol) el aire sobre los océanos se calienta y puede ascender por encima del aire frío, de ciertas partes de la atmósfera, debido a que el aire caliente cuenta con menor densidad que el frío. Este proceso que parece tan sencillo es el que año con año provoca las lluvias y los tan afamados y temidos ciclones tropicales.

De acuerdo a los científicos atmosféricos la formación de los ciclones tropicales de temporada está en función de una temperatura superficial del mar mayor a 26.5°C, grandes cantidades de humedad en la troposfera media y un movimiento libre de aire caliente.

La combinación de vientos cálidos y fríos, una vez formadas las tormentas, permite la generación de fuertes vientos y el mantenimiento del ciclón tropical. Los ciclones se clasifican de acuerdo a la velocidad de sus vientos sostenidos. Si la velocidad de los vientos, en un ciclón tropical, es menor a 62 km/h se denomina depresión tropical, si los vientos sostenidos se encuentran entre 63 y 118 km/h estamos hablando de tormentas tropicales. Si se superan las velocidades anteriores entramos en terreno de huracanes.

Para clasificar los huracanes existe la escala de Saffir-Simpson que los clasifica en cinco categorías de acuerdo, principalmente, a la velocidad de sus vientos sostenidos, la presión atmosférica al nivel del mar y los daños provocados. La categoría 1 presenta vientos entre 119 y 153 km/h, la categoría 2 vientos entre 154 y 177 km/h, la categoría 3 vientos entre 178 y 209 km/h, la categoría 4 vientos entre 210 y 249 km/h, mientras que la categoría 5, la más intensa, ostenta vientos sostenidos mayores a 250 km/h.

Ahora, ¿cómo se determina el nombre de un ciclón tropical? En el mundo existen cinco organismos regionales de ciclones tropicales que se encargan de nombrar los ciclones de acuerdo a un listado alfabético de nombres comunes al lugar de formación del ciclón. En cada una de estas regiones existen Centros Meteorológicos Regionales Especializados que monitorean cada evento e informan a la población del desarrollo del mismo. Nombrar cada ciclón tropical permite, tanto a la población como a los especialistas, reconocer a cada ciclón de forma individual, difundir sus características y establecer medidas preventivas ante las contingencias que se presenten.

De acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) las costas mexicanas han sufrido, entre 1970 y 2011, el impacto de cinco huracanes de categoría 5 (Anita en 1977, Gilberto en 1988, Wilma en 2005, Emily en 2005 y Dean en 2007) y ocho huracanes de categoría 4 (Liza en 1976, Madeline en 1976, Kenna en 2002, Anita en 1977, Gilberto en 1988, Wilma en 2005, Emily en 2005 y Dean en 2007) que provocaron grandes pérdidas económicas y sobre todo humanas.

Ante esta situación, usted estimado lector, ¿considera que se encuentra prevenido para contingencias meteorológicas de este tipo? Lo invito a que contemple año con año la temporada de huracanes y revise el pronóstico para percibir la presencia de alguno de estos eventos cerca de su lugar de origen. Hay que recordar que la prevención promueve menores pérdidas en todos los sentidos.

Entre adagios y paremias:

“La lluvia moja las manchas del leopardo pero no se las quita.”

Proverbio Africano

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