Basura espacial, inminente problema mundial
Francisco Guerra
“Si lloras por no haber visto el Sol, las lágrimas y la basura espacial te impedirán ver las estrellas”
Martín Expósito, parafraseando a los clásicos
La basura espacial representa un peligro para las telecomunicaciones en el planeta Tierra; más allá del riesgo que implica la caída de restos espaciales a la superficie del planeta y la probabilidad de que éstos lleguen a descalabrarnos, existe un riesgo cada vez mayor de que la chatarra espacial colisione con satélites en funcionamiento y deteriore los sistemas satelitales provocando la caída de sistemas como teléfonos celulares, televisión, radio, monitoreo del clima, sistemas de vigilancia, navegación GPS y observatorios para la investigación científica y espacial.
Desde el 4 de octubre de 1957, fecha en que la extinta Unión Soviética realizó el lanzamiento del primer satélite artificial, el Sputnik 1, se han realizado aproximadamente 7 mil lanzamientos, la mayoría se destruyeron al reingresar en la atmósfera una vez terminada su vida útil. Las recientes estimaciones indican que existen aproximadamente 22 mil objetos mayores a 10 cm, 110 mil objetos entre uno y 10 cm y más de 35 millones de objetos menores a un centímetro, aglomerando unas 6 mil toneladas de basura espacial. Un estudio del Centro de Operaciones Espaciales Europeo (ESOC) y de la Red de Vigilancia Espacial del Comando Espacial de la Fuerza Aérea Norteamericana estima la existencia de hasta 150 millones de objetos considerados como basura espacial en el espacio.
Recordemos que la basura espacial se refiere a cualquier objeto enviado por el ser humano presente en el espacio que está en desuso o ya es inservible; se compone de satélites viejos, restos de cohetes y cualquier objeto producto de colisiones en el espacio que aún se encuentra en órbita.
La cantidad de objetos considerados como basura espacial pone en riesgo a los satélites en funcionamiento pues presentan una probabilidad, cada vez mayor, de colisionar con cualquier objeto presente alrededor del planeta. La basura espacial puede impactar a los satélites en funcionamiento, por ejemplo, a velocidades que oscilan los 30 mil kilómetros por hora. Lo anterior, provocaría la suspensión de servicios como telefonía móvil o televisión satelital, por mencionar algunos.
Los cálculos sobre objetos artificiales que orbitan el planeta sugieren que el 7% son naves operativas, 22% son naves obsoletas, 17% lo componen restos de cohetes, 13% son objetos relacionados con las misiones espaciales, mientras que el 41% se consideran otros fragmentos, restos de pintura por ejemplo.
La gran mayoría de la basura espacial se encuentra en dos órbitas de altitud. La primera es la órbita terrestre baja (LEO; por sus siglas en inglés Low Earth Orbit) situada entre 160 y 2 mil kilómetros de altitud; en esta órbita se encuentran la Estación Espacial Internacional (364 km de altitud), el telescopio Hubble (600 km de altitud) y diversos satélites de reconocimiento fotográfico y de observación climática y terrestre; los objetos de esta órbita tardan al menos 1 hora con 30 min en dar una vuelta a nuestro planeta. La segunda órbita es la denominada GEO (Órbita Geoestacionaria) situada a 36 mil kilómetros de altitud. Aquí se ubican la mayoría de satélites meteorológicos y de telecomunicaciones; los objetos de esta órbita tardan 24 horas en dar una vuelta a nuestro planeta. Otra órbita importante es la llamada órbita media situada a 20 mil kilómetros de altitud, en ella se ubica el sistema de posicionamiento global (GPS; por sus siglas en inglés Global Positioning System) conformado por 24 satélites.
Actualmente la humanidad se enfrenta a un problema cada vez más difícil de controlar. Es necesario tomar medidas sobre qué hacer con la basura espacial y cómo evitar que aumente. Se estima que dentro de poco el crecimiento del número de objetos considerados basura espacial crecerá exponencialmente debido a que el número de colisiones aumentará entre los mismos objetos basura y provocarán el aumento de chatarras espaciales hasta producir colisiones continuamente. Este efecto es el denominado síndrome de Kessler o cascada de ablación en honor a Donal Kessler primer científico en alertar sobre los peligros de la basura espacial a través del artículo Frecuencia de Colisión de Satélites Artificiales: La creación de un cinturón de basura publicado en 1978 en la revista Journal of Geophysical Research de la American Geophysical Union.
Diversas instituciones en el mundo se encuentran coordinando esfuerzos para controlar el aumento de basura espacial. El objetivo de las propuestas es frenar los objetos mediante la fricción con la atmósfera terrestre o llevarlos a la atmósfera terrestre para que ésta haga su parte y degrade dichos objetos. Los métodos sugeridos van desde el empleo de rayos láser para modificar su trayectoria o redes de captura y recolección que traigan los restos de vuelta al planeta. ¿Usted qué opina?