¿Para qué sirve la Química?
- guenduvi
- 21 sept 2014
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Miguel Ángel Méndez Rojas
¿Qué significa cerrar un departamento académico o un programa de estudios? En muchos lugares, esto puede ser una práctica común, producto de un ajuste a los tiempos o una revisión del mercado profesional. Sin duda, hoy en día ya no hay una demanda laboral importante para egresados en ciertos programas de estudio, debido a la sobresaturación de la oferta o, en algunos casos, a los avances tecnológicos que hacen innecesaria su existencia. De esta manera, es comprensible entender porque el año 2005 cerca de 30 departamentos de Química habían cerrado sus puertas solamente en Inglaterra (casi la mitad del total existente en ese país), dejando a miles de futuros estudiantes sin la opción de formarse como Químicos. Y esto fue algo que ocurrió incluso en universidades de gran prestigio como Kings College London, Queen Mary College London, Exeter o la propia Universidad de Sussex, en donde de la noche a la mañana el Premio Nobel de Química Sir Harold Kroto se encontró “desempleado”. La decisión de estos cierres generó preocupación en todo el mundo, en general, ya que ocurría de igual manera que el cierre de otros programas de ciencias básicas como Matemáticas o Física en universidades de Europa y otras regiones ¿Acaso lo anterior significaba que la Ciencia ya no tenía más que aportar a la sociedad, que todo lo descubrible estaba descubierto, que éstas eran profesiones innecesarias para el mercado y fuera de actualidad? ¿Qué estaba pasando, particularmente con la Química? La justificación institucional, en cada caso, aludía a “motivos financieros, de corto plazo”, aunque dichas cuestiones económicas quizá no sopesaban las consecuencias académicas a mediano y largo plazo.
Entonces, ¿hay que cerrar carreras como Química, para tener números negros? En muchos casos, la estimación del costo de mantener este tipo de programas se realiza no tomando en consideración que, aunque costosos de mantener, los laboratorios y las sustancias químicas necesarias para su funcionamiento, forman parte del proceso de formación profesional de distintos programas académicos, no solamente de los Químicos. También se intentó justificar la decisión basados en los bajos números de estudiantes de nuevo ingreso para estas carreras. Para responder apropiadamente, hay que analizar lo que ocurrió al paso de los años. En concreto, luego de numerosas protestas, discusiones extensas y campañas en favor de su regreso, el Departamento de Química (y su programa académico) re-abrió sus puertas en Sussex en Marzo del 2013. Una victoria en la que el propio Harry Kroto participó y que le permitirá (luego de un periplo en el exilio de casi una década) volver a dar clases en su amado departamento académico (renombrado ahora como Departamento de Química y Bioquímica, una tendencia también en boga en las universidades de todo el mundo). Y lo mismo ha ocurrido con otros (no todos) departamentos de Química (y ciencias) que habían cerrado sus puertas en el mundo en esos años aciagos. Y no solo re-abrieron, y volvieron a reclutar estudiantes, incluso ahora están contratando nuevos profesores. En lo que quisiera enfatizar es en cómo es que volvieron a abrir sus puertas, lo cual no fue producto exclusivamente derivado de las protestas. La clave fue la creación de nuevos programas de reclutamiento profesional, que mostraban y motivaban a los jóvenes pre-universitarios a estudiar la Química, y que atrajeron en esos esfuerzos a grandes compañías que sin duda, tienen a la Química como una parte central en sus procesos productivos. A través de estrategias de acercamiento a los jóvenes, diseño de materiales educativos y de divulgación, así como talleres científicos y una publicidad cuidadosa y atractiva, consiguieron revertir algo que parecía una tendencia irreversible y hoy contribuyen a seguir formando nuevas generaciones de profesionistas de ésta, la ciencia de las moléculas y sus transformaciones.
Sin lugar a dudas la Química es una disciplina vital para el desarrollo de cualquier país y cualquier economía (y ni que decir, de cualquier institución académica que quiera ser llamada Universidad). Numerosos desarrollos en áreas tales como las ciencias de la salud, la biotecnología, las ciencias de materiales, la sustentabilidad, energías renovables, prevención del crimen o hasta las tecnologías de la información y la electrónica, descansan en lo que podamos conseguir a través de la Química. La Química no es solo central en numerosas áreas de investigación, sino que también contribuye a la riqueza de un país. Grandes compañías como Dow Chemical, BASF, Mexichem, Dupont y muchas más, generan miles de empleos y millones en beneficios a la sociedad. Es normal preocuparse cuando los números de estudiantes interesados en carreras relacionadas con Química (u otras ciencias) caen, pero no es motivo para cerrarlas, sino para reflexionar sobre las estrategias que se tienen implementadas para hacer entender a la sociedad de su importancia estratégica, muy alta, para asegurar nuestra viabilidad y competitividad como nación. Pero cerrar los ojos ante las posibles soluciones creativas y pensar que todo se resume a un ajuste de números para una contabilidad, puede tener consecuencias desastrosas en el futuro.
No hace tantos años (en 2009), un colega y amigo mío, el premio Nobel de Química, Dr. Roald Hoffmann, me comentaba sobre esta discusión de mantener o cerrar los departamentos de Química, que él lo veía como una reacción local (inapropiada) a un problema más amplio (y que involucra a varios aspectos de la administración de una institución académica). En particular, él decía que la Química seguiría siendo una ciencia central, con mucha historia y futuro, ya que incluso al día de hoy cerca del 10% de todos los puestos de trabajo disponibles (existentes y del futuro) estarán relacionados con la transformación de la materia, de una forma u otra. El veía a las economías nacionales como necesitadas de profesionales de la Química, además de resaltar que numerosas otras actividades económicas e industriales tales como la agricultura, la medicina, la industria farmacéutica, las industrias energéticas o incluso nuestra alimentación dependían profundamente de conocimientos y habilidades provenientes de la Química. Todo lo que tenga que ver con materia y energía, está tocado por la Química. De alguna forma, la Química es una manera de percibir el Universo: desde una visión microscópica y profunda, con la perspectiva de su estructura y función. Y yo concuerdo con él, de que siempre habrá un lugar para la Química en todo el Universo que nos rodea.
¡Qué se haga la Química!
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