top of page

El alemán aquel... Todo sobre el Alzheimer

Miguel Ángel Méndez Rojas

Un hombre, adulto mayor, llega a su hogar luego de su visita anual al médico. Cuando su esposa le pregunta que cómo le fue, él le responde sonriendo: “Pues el doctor me dijo que tengo Alzheimer”, le respondió su marido, “Pero no te preocupes. Al menos no tengo Alzheimer”.

A algunos puede parecerles gracioso el chiste anterior, pero en realidad no tiene nada de gracia.

El 21 de Septiembre se celebra a nivel mundial el Día Mundial del Alzheimer, una manera en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos invita a reflexionar sobre este problema de salud pública que afecta a aproximadamente unas 350,000 personas sólo en México. De entre estas personas, aproximadamente un 50% son mayores de 65 años de edad, pero un sector importante del resto desarrollan los síntomas entre los 45 y los 65 años, con una fracción significativa incluso en edades juveniles. Esta enfermedad, que es considerado un trastorno neurodegenerativo irreversible, se desarrolla al paso de los años y causa pérdida de la memoria, cambios de comportamiento y personalidad, confusión, fallas en el lenguaje y problemas para reconocer incluso a sus amigos y familiares.

¿Por qué se produce el Alzheimer?

No existe una causa específica de la enfermedad e incluso el diagnóstico es clínico. La observación de alteraciones en patrones de conducta, tales como el deterioro de las funciones cognitivas y de la memoria, son un primer síntoma de una probable atrofia en distintas regiones del cerebro, signo inequívoco de la muerte de las células nerviosas. Por lo regular, la enfermedad se desarrolla a lo largo de los siguientes diez años de la manifestación de los primeros síntomas. Por lo regular, un diagnóstico definitivo requeriría la evaluación directa del tejido cerebral y esto, la mayoría de las veces, es sólo posible en pacientes fallecidos, por lo que las observaciones son en etapas terminales de la enfermedad y no en las iniciales o intermedias. Sin embargo, hoy en día es posible utilizar técnicas no invasivas (no quirúrgicas) como la resonancia magnética nuclear médica o la tomografía positrónica, las cuales permiten estudiar in vivo a un paciente y observar el tejido nervioso, incluso siguiendo su actividad ante distintos tipos de estímulos externos o de actividades. Se le puede pedir al paciente tratar de recordar algún episodio de su vida, o recitar un poema o incluso llevar a cabo alguna acción motora simple (como abrir y cerrar las manos) y de inmediato es posible monitorear los cambios en la actividad eléctrica, el flujo sanguíneo o la concentración de especies iónicas en el tejido neuronal. Este tipo de análisis ha abierto un campo de estudio sobre la actividad cerebral, el mecanismo a través del cual aprendemos, la memoria y las diferencias en la función cerebral en individuos sanos y aquellos con algún tipo de trastorno neurológico.

¿Qué causa el Alzheimer?

Aunque no se ha determinado una causa específica de la enfermedad de Alzheimer, se ha observado que en muchos pacientes la neurodegeneración está acompañada de una acumulación de placas de la proteína beta-amiloide y la producción de ovillos neurofibrilares en el cerebro. ¿Cómo es que estas proteínas están relacionadas a la neurodegeneración asociada al Alzheimer? Las proteínas beta-amiloides tienen otras funciones biológicas, no vinculadas al desarrollo de la enfermedad necesariamente. Por ejemplo, se ha encontrado que están relacionadas a los procesos de protección contra el estrés oxidativo, la regulación del transporte del colesterol y cierta actividad antimicrobiana y pro-inflamatoria. Sin embargo, se piensa que los cambios en las concentraciones en equilibrio de ciertos iones metálicos en el cerebro (en particular, hierro, manganeso, zinc y aluminio) pueden inducir que estas proteínas se agreguen de manera inapropiada en forma de placas, las cuáles son insolubles y se acumulan en ciertas regiones del cerebro, induciendo la neurodegeneración.

¿Existe algún tratamiento?

El tratamiento del Alzheimer se da de acuerdo a la severidad de la enfermedad. En las primeras etapas, es común que se administren medicamentos que inhiban la colinesterasa, con lo que se retrasa la aparición de los síntomas. Se piensa que actúan al impedir la descomposición de la acetilcolina, un compuesto que se ha relacionado con los procesos de pensamiento y memoria. Sin embargo, la pérdida en la producción de acetilcolina con la progresión de la enfermedad, hacen este tratamiento solamente efectivo por un corto tiempo. En casos moderados o severos, se emplean otros medicamentos como la memantina, la cual retrasa la progresión de la enfermedad (pero no la detiene). Se piensa que este fármaco actúa regulando el glutamato, que induce la muerte de neuronas. Sin embargo, conforme la enfermedad avanza, todos los tratamientos van perdiendo efectividad y finalmente, los síntomas se exacerban y la persona cae en estados depresivos, de ansiedad extrema y hasta de psicosis. Se pueden controlar, por tiempos cortos, estas situaciones derivadas con más medicamentos, pero llegará el momento en que el paciente se encerrará en sí mismo, producto de la pérdida de memoria, la incapacidad para realizar acciones básicas como comer o ir al baño por cuenta propia y finalmente, sobreviene la muerte. Ésta ocurre cuando el paciente pierde su capacidad motora (total o parcialmente), y puede sobrevenir una broncoaspiración, las úlceras infectadas producto de la estadía larga en cama o problemas cardivasculares.

¿Cuáles son los síntomas del Alzheimer?

Hay síntomas que pueden servir para identificar etapas tempranas de un trastorno neurodegenerativo. Por ejemplo, la pérdida del olfato o trastornos del sueño, por lo regular se han vinculado tanto al Alzheimer como a la enfermedad de Parkinson. Se sugiere que para prevenir este tipo de enfermedades, se siga una alimentación rica en antioxidantes, como el omega 3, vitamina E, chocolate, té verde o café. Cuidar el consumo de azúcares (en particular refinados, como los presentes en golosinas o refrescos), así como el peso corporal pues se han encontrado relaciones entre la presencia de diabetes o síndrome metabólico y el riesgo de desarrollar Alzheimer. Niveles altos de colesterol también aumentan el riesgo. Consumir alimentos ricos en curry (como los de la comida hindú), también puede prevenir el Alzheimer, pues se ha observado que son capaces de romper las placas de proteínas beta-amiloide. Finalmente, una vida relajada, libre de estrés, puede ayudar a evitar éste y otros problemas de salud. Mantener el cerebro ágil (resolviendo crucigramas, buscapalabras, jugando ajedrez, aprendiendo poesía o leyendo continuamente), también son estrategias para mantener al cerebro activo y joven. Mucho más que el cuerpo en donde se aloja.

Artículos destacados
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Artículos recientes
Búsqueda por Tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page