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Otro año, nuevas expectativas

Miguel Ángel Méndez Rojas

El año 2014 cierra con notas agridulces. No solamente desde el aspecto social y político, en donde la exigencia de justicia por las desapariciones forzadas y ejecuciones de miles de conciudadanos (entre las que se encuentran también los 43 normalistas, pero también muchos otros compatriotas con nombre, apellido y sueños y esperanzas), la necesidad de una recuperación económica pronta (aunque el precio del petróleo sigue descendiendo, el tipo de cambio peso-dólar se sigue inclinando a favor de esta última divisa y la inflación y desempleo no pronostican ninguna mejora pronta). Muchos de nosotros pensamos que lo mejor es que este año termine pronto, pero sin muchas esperanzas sobre lo que el próximo año nos pueda traer. Las reformas estructurales no han pasado del papel, y el impacto económico se proyecta (dicho así por el propio secretario de Hacienda) que se empezará a percibir no en este sexenio, sino tal vez hasta la próxima generación. Y aunque los políticos repitan que las acciones son necesarias y formen un frente común para defender el Pacto Nacional, las protestas sociales empañan las buenas intenciones y desenmascaran la insensibilidad de la clase gobernante (#yameCansé, #yaSupérenlo). Con intentos por criminalizar las manifestaciones y con golpes duros contra los líderes sociales que encabezan las justas protestas (¿Dónde está Mireles? ¿Por qué privar de su libertad a los defensores del patrimonio cultural, como ocurrió en San Andrés y San Pedro Cholula? ¿O a los que protestan contra los abusos del gobierno (Chalchihuapan, Ayotzinapa, Tlataya…)?

http://www.elfinanciero.com.mx/sociedad/yamecanse-murillo-karam.html

El año que se va combina asignaciones inusuales de presupuesto a ciencia y tecnología (a nivel federal) y muy contrastantes. Por una parte, recientemente durante la entrega del Premio México de Ciencia y Tecnología, el presidente Enrique Peña Nieto anunció un presupuesto de más de 37 mil millones de pesos (46% más alto de lo que se invertía en el rubro hace 2 años, al inicio de su administración), lo que esperanza al sector científico nacional por la probabilidad de que más proyectos alcancen financiamiento y, mucho más importante, que podamos subsanar las carencias y retrasos acumulados en el área en los últimos 50 años. Aun así, alcanzar el 1% del PIB destinado a ciencia y tecnología (cuando aún estamos apenas rozando el 0.4%), es una meta pendiente que no parece cercana de alcanzarse pronto. Mientras tanto en el estado de Puebla, el gobierno de Rafael Moreno Valle redujo en un 23.2% el presupuesto para el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP) y en 12.5% el del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (CECAP). Estos números, en particular para ciencia y tecnología (CyT), deben analizarse con cuidado, pues en el año que aún no termina y desde el 2013, una buena parte del dinero disponible en el sector de CyT estatal se ocupó para financiar el Centro de Especialización de Recursos Humanos de Alto Nivel en el Sector Automotriz en San José Chiapa, Puebla, un complejo tecno-industrial prácticamente al servicio de la automotriz alemana Audi, que tuvo un costo total de 680 millones de pesos (200 millones aportados por el estado y el resto por el CONACYT). Aunque con ese Centro los números de inversión en CyT estatal se “inflaron”, en la realidad los apoyos puntuales han disminuido y no parece existir un proyecto o estrategia estatal en el rubro, aun cuando hace 4 años habían muchas expectativas al respecto. El Plan Estatal de Desarrollo en CyT que se planteó en las primeras (y únicas) reuniones del ya extinto Consejo Técnico Consultivo del CONCYTEP (del cuál fui miembro mientras duró) marcaban entre sus objetivos y metas las siguientes:

  • a) Incrementar la inversión pública y estimular la inversión privada,

  • b) Fortalecer los programas de estímulos económicos a investigadores y al programa estatal de becas para la elaboración de trabajos de tesis de licenciatura y posgrado,

  • c) Orientar los programas en los que participa el estado con fondos CONACYT para apoyar el cumplimiento de las metas del Plan Estatal de Desarrollo en ciencia, tecnología, humanística e innovación,

  • d) Reorientar el programa de Premios de Ciencia y Tecnología,

  • e) Crear el Sistema Estatal de Investigadores,

  • f) Desarrollar el Sistema Estatal de Información Científica, tecnológica, humanística, innovación y transferencia de tecnología del Estado,

  • g) Fortalecer los programas de difusión y divulgación de la ciencia, tecnología e innovación,

  • h) Propiciar alianzas con ayuntamientos, centros de investigación para impulsar actividades de investigación y desarrollo,

  • i) Asesorar a las instituciones educativas para orientar su oferta de posgrado,

  • j) Coadyuvar en el diseño de un programa estatal de enseñanza, aprendizaje y apreciación de la actividad científica y tecnológica a nivel básico, medio superior y superior,

  • k) Desarrollar un programa que fomente las capacidades de investigación y desarrollo en el Estado,

  • l) Desarrollar una estrategia que permita la formación de recursos humanos de alto nivel.

De todas estas metas originales, aquellas mostradas en negritas han sido parcialmente o totalmente llevados a cabo, pero quedan muchos pendientes a la par de que la retroalimentación entre el sector gubernamental y el sector académico se encuentra desarticulada. La utilización del programa de estímulos del Fondo Mixto de Investigación (FOMIX) hacia proyectos como el del Centro de Capacitación para Audi, distorsionan la utilidad real de ese tipo de fondos. Entre los puntos positivos hay que mencionar la remodelación del Planetario de Puebla, el Tráiler de la Ciencia y la creación del programa de Becas Tesis de Posgrado en el extranjero en áreas estratégicas han sido muy aplaudidos; sin embargo, la reincorporación en el mediano plazo de los alumnos que hoy están formándose en el exterior es una interrogante que queda pendiente por resolver. Un gran pendiente es sin embargo la creación de un Parque de Innovación e Investigación Científica y Tecnológica, así como la instalación en la entidad de nuevos centros de investigación básica y aplicada (desde 1940, el único centro que se ha instalado en el estado es y sigue siendo el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, en Tonantzintla). En ese sentido, la entidad se ha quedado rezagada en el concierto nacional y nos llevan mucha delantera estados como Nuevo León, Yucatán, Morelos, San Luis Potosí, Querétaro, Chihuahua, Coahuila, Baja California y muchos más. No reconocer la importancia de la triple hélice para el desarrollo científico y la innovación tecnológica a través de la colaboración de Gobierno, Academia y Sector privado, le está costando a Puebla no solo competitividad sino la fuga de capital humano altamente especializado que termina beneficiando a otros estados del país o, en el peor de los casos, a otras naciones.

http://saberesyciencias.com.mx/2013/04/06/migracion-intelectual-el-cerebro-fugaz/

Además, como si lo anterior no fuera ya suficiente para sentirse molesto y decepcionado, acciones que afectan la educación y los proyectos culturales sociales impactan en donde más duele: entre nuestra juventud y niños. El anuncio por parte de la Secretaría de Finanzas del Estado de Puebla y del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (que en el año 2014 gozó de un presupuesto de más de 155 millones de pesos) de que no se renovaría el comodato del edificio de la 12 Norte 1808 que durante una década ocupó el organismo no gubernamental Consejo Puebla de Lectura (CPL) fue tan devastador, como inesperado. Un proyecto que anualmente impactaba a miles de poblanos (en su mayoría niños y jóvenes, pero también amas de casa, gente de la tercera edad y jubilados) con un espacio de lectura y actividades educativas, se quedó huérfano de sede, pero no limitado en su búsqueda de continuar con este tipo de necesarias acciones en pro de la cultura y la construcción de una sociedad informada, crítica y que razona. Tal vez, si uno quiere sospechar de todo, detrás de estas acciones se encuentra un deseo de algunos por evitar que la gente sea capaz de pensar por sí misma y solo sean consumidores de lo que la mercadotecnia “cultural” trata de vender en la época actual (idiotización, conformismo y aborregamiento). La sociedad civil organizada, sin embargo, se niega a perder este tipo de proyectos y sin duda abrazará esta y otras causas similares para apoyar su permanencia y desarrollo. La ciencia, la tecnología, la educación y la cultura para todos no deben restringirse por una falta de políticas estatales o federales que los apoyen y desarrollen, aunque el Estado esté obligado a mantenerlos e incentivarlos.

Tal vez 2015 pueda convertirse en un parteaguas, a través del cual podamos transformar la realidad a través de acciones concertadas que beneficien a estos sectores tan golpeados y olvidados. Que no se nos olvide que pronto volverán a acercarse a nosotros en búsqueda de un voto, y que somos nosotros los que podemos ahora darles la espalda a quienes nos han ignorado tan despectiva y orgullosamente. Para ellos, la lista de buenos deseos y propósitos y esperanzas en ciencia y tecnología podría resumirse a uno muy simple: Ante la duda, consulten a la comunidad de investigadores y académicos. Nosotros podremos asesorarles en diseñar un programa estratégico realista, vanguardista y transformador. Feliz 2015.

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